200 ml de agua
100 ml de leche (o suero de leche)
1 y 1/2 cucharaditas de sal
425 g de harina blanca de fuerza para pan
50 g de harina de avena
1 cucharadita de azúcar blanquilla
10 g de levadura prensada
Semillas (lino, sésamo, amapola...) para decorar.
Estoy exprimiendo los últimos rayos solares del verano, para ello, nada mejor que preparar un buen pan.
Recomiendo hacer la masa la noche anterior, para tener un levado óptimo. Como ya no hace tanta calor en las casas no os va a subir tanto como si estuviéramos en pleno verano durante tantas horas.
Este lo he hecho con la cocina solar haciendo las veces de horno con mi cacharro con tapa.
Mezclar las harinas con la sal muy bien y hacer un volcán en el centro.
Calentar hasta unos 40ºC la leche y el agua y disolver en el líquido la levadura y el azúcar.
Amasar durante al menos 10 minutos y dejar toda la noche en reposo en un bol con un film de plástico evitando que se deseque.
A la mañana siguiente amasar de nuevo y colocar en el cacharro de horneado, hacer una bola y cortar con el cuchillo la superficie formando líneas o cuadritos.
Reposar 1 hora o más (hasta que haya crecido). Mientras pasa este segundo levado ir calentando el horno, en este caso los dos cacharros juntos uno tapando al otro.
Cuando se vaya a hornear, en la cocina solar hay riesgo de que se queme el pan, elevar un poco el molde de cristal sobre el que se hornea poniendo una rejilla metálica. Por eso no se hornea directamente en el cacharro de horno.
Espero que os anime saber que con este sol, aunque llega el otoño aún podemos seguir cocinando.
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